La cosa prometía ser interesante y así fue.
Contamos con la presencia de 3 enólogas y una propietaria de bodega. Entre el
público asistente, 21 mujeres y 4 hombres.
Para empezar, un vino procedente de Galicia,
de la zona de O Rosal, dentro de la DO Rías Baixas. Elaborado con la variedad
Loureiro, el Dávila L-100 de Adegas Valmiñor (www.adegasvalminor.com) resultaba muy
peculiar. Éste era 2013. Criado sobre lías y con una maceración en frío de tres
horas, en nariz se notaba su acidez y daba aromas a fruta blanca, me recordaba
mucho a la piña, aunque el comentario era que daba toques a laurel, su nombre
en gallego. En boca resultaba intenso, con una acidez persistente y ligeramente
amargo. Graso y untuoso también. Por su originalidad en cuanto a la variedad y
que se elaboran pocas botellas, lo guardé para el final de la cata y su
evolución era tranquila y bastante agradable. Al perder un poco de frío seguía
estando bastante rico. La enóloga es Cristina Mantilla (@mantivinos).
Seguido un rosado navarro. Yoanna y María
Abete, de Bodegas Máximo Abete, (www.bodegasmaximoabete.com)
presentaron este Rosado Garnacha 2015. Como bien decían ellas, el rosado es un
vino que está en tierra de nadie entre los blancos y los tintos y por eso no se
consume igual. Tengo que decir que por lo menos en mi caso es así. Creo que es
el tercer rosado que he probado, y uno de ellos era semidulce así que no puedo
comparar mucho. Guerinda Casalasierra 2015. En nariz tenía un ligero toque a
aguja, a golosinas y fresas. En boca muy agradable, equilibrado de acidez y muy
fresco. Un vino resultón que se bebe bien y apetecible.
El primer tinto venía de Málaga. Elaborado por
Bibi García (@BibiGarcia2), enóloga con amplio recorrido incluyendo Vega
Sicilia (www.vega-sicilia.com) y Vall
Llach (www.vallllach.com), tuvimos el
Tinto 2015 de Cortijo de los Aguilares (www.cortijolosaguilares.com), de
la Serranía de Ronda. A base de tempranillo y Syrah, este tinto joven se
asemejaba mucho a un maceración carbónica por la golosina. De capa baja, en
boca resultaba ácido y fresco, goloso pero corto de recorrido. Dejaba un ligero
rastro de astringencia. No estaba mal, pero no me emocionó demasiado. Pero es
un vino joven, así que…
Maite Sánchez es la enóloga del siguiente
tinto. Garnacha 100%, Garnacha de Arrayán 2013 (www.arrayan.es)
(@laverdosa), de la Sierra de Gredos en Ávila. DO Vino de Castilla y León. Aquí
tengo mi pelea con Jean Marcos (@larutadelvino1). Me gusta mucho la garnacha,
pero las de Gredos siguen sin emocionarme. Este vino está rico, como otros que
he probado de la zona, como los de Bodega Marañones y algún otro. Sí hay uno
que me gusta mucho, “Los Besos Que Te Robé” de Orlando Lumbreras
(@OrlandoLumbrera), pero los demás…. A Jean le tengo dicho que hay que hacer
una batalla entre garnachas de Gredos y las de Aragón o Priorat, que son las
que prefiero. No he dicho que este tinto me daba aromas herbáceos y a fruta
roja en nariz. Con 16 meses de barrica francesa y capa baja, en boca resultaba
largo de recorrido y sobre todo muy cálido y con una buena acidez. Un poco más
tarde me daba un ligero toque a cuero. Una frase que escuché se ajustaba mucho:
“más largo que redondo”. De este vino también se elaboran pocas botellas,
exactamente 1.296.
Para acabar con los vinos tintos, un Rioja de Elciego: Victoria 2010. María Victoria Cañas, de la Bodega Díez-Caballero (www.diez-caballero.es) presentó el vino. 100% Tempranillo y con 12 meses de madera, ésta se hacía notar ligeramente. Aromas a fruta negra, buena acidez, persistente en boca y con esa astringencia. Hablaban de regaliz aunque no lo percibí. Según se abría, salía la tipicidad de la Tempranillo riojana. Estaba rico, tenía cuerpo, pero como tú que me lees ya te lo imaginas, no me emocionó gran cosa. Pero que conste que estaba rico.
Para terminar, la sorpresa agradable de la
velada. Un espumoso de Hondarrabi Zuri de la Bodega Hiruzta (www.hiruzta.com) de Hondarribia. Ana Martín
ha hecho un gran trabajo con este espumoso. Recién hecho como quien dice, es de
2014, embotellado en enero de 2015 y degollado en noviembre del mismo año. De
carbónico muy fino, como bien decía Ana puede competir con muchos cavas y
resultar ganador. Tiene una nariz muy fina y en boca está bastante equilibrado
y con un ligero amargor. Es un Brut Nature cuyo licor de expedición no tenía
azúcar añadido. Una muy grata sorpresa y muy recomendable. Está a punto de
salir al mercado y según Ana en breve estará mucho mejor.
Antes de acabar, dos cosas. Para que se vea
que en las catas se aprende. Al margen de tener la oportunidad de probar vinos
que a lo mejor no compraría o que como en el caso del Loureiro o el Arrayán no
se encuentran fácilmente, ayer aprendí la diferencia entre rosado y clarete. Ya
sé, es algo muy viejo y que cualquiera lo sabe, pero yo pensaba que clarete era
como algunos americanos llaman al tinto francés, claret, que luego tampoco es
lo mismo. En cualquier caso, sí que sabía que el rosado se elabora con uvas
tintas que apenas tienen contacto con el hollejo, como las 12-20 horas que
tiene el Guerinda. Pero resulta que el clarete es un vino que se hace con uvas
tintas y blancas.
La segunda es que la cata estuvo muy bien. Es
cierto que lo que más me gustó fue el Loureiro y el espumoso, pero lo mejor es
tener la oportunidad de probar esos vinos y sobre todo disfrutar de la
introducción de la enóloga o propietaria de la bodega. Que te hablen del vino
que estás bebiendo, como también y tan bien hacen Ana y Jean, es un placer. Y
esta cata fue un placer.
1 comentario:
Gran diversidad con alma y valores de mujer.
No paras!!!
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